viernes, 15 de febrero de 2008

Voluntad

"...Una tarde, se sentía muy angustiado, puesto que no,
tenía ninguna certeza de que sus obras agradaran a
Dios. Fue a ver al obispo, y le preguntó qué debía
hacer.
-Abraham aceptaba a los forasteros, y Dios
estaba contento -le respondió-. A Elías no le
gustaban los forasteros, y Dios estaba contento.
David estaba orgulloso de lo que hacía, y Dios
estaba contento. El publicano que estaba ante el
altar se avergonzaba de lo que hacía, y Dios
estaba contento. Juan Bautista se fue al desierto,
y Dios estaba contento. Pablo fue a las grandes
ciudades del imperio romano, y Dios estaba
contento. ¿Cómo quieres que sepa lo que hará feliz
a Dios Todopoderoso? Haz lo que te diga el
corazón, y Dios estará contento..."


*El Demonio y la señorita Prym, Paulo Coehlo

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