martes, 5 de febrero de 2008

Lazarus

Otra noche soñada, como castor en la madera, luces de bengala escarchadas. Otra mañana de soles frustrados en agonías y engaños, donde cada nube difusa el color, el aire plasmado de colores azulados. Tranquilo por la resolucion devuelta a sus comienzos y en tropiezos vagos de perlas doradas.
No, no lo era.
Los sueños complacen las noches, y acompañan, hasta sus pesadillas son dulces. Cuerdas a una misma nota, futuros revelados y aun asi aplacados de ira. La destreza esta vez se cansó de querer entender todo. Por esta vez no entenderé y no deseo hacerlo. Quiero que la mano que controla los hilos haga su voluntad. Porque si tenso demasiado se romperá y ya no podré seguir.



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